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LA PIEDAD CRISTIANA

    

    EL APÓSTOL PABLO ESCRIBE al pastor Timoteo: “Ejercítate (gýmnaze) para la piedad (eusébeian); porque el ejercicio corporal (somatiké gimnasía) para poco es provechoso, pero la piedad (eusébeian) para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida (zoes) presente, y de la venidera.” (1 Tim 4:7-8). Estas palabras, en la prédica popular, generalmente han denigrado el ejercicio físico. Se ha dicho que la gimnasia física-corporal es una pérdida de tiempo, algo inútil, etc. Y con ello se ha menospreciado el cuerpo de forma consciente o inconsciente. Pero Pablo nunca ha dicho tal cosa. Si hace la comparación con la gimnasia de la piedad es porque la eusébeian, para Pablo, es un valor espiritual que Timoteo y la iglesia deben aprender. De ahí que la mencione varias veces en su carta.

    Muchas veces se ha olvidado que Timoteo servía en Éfeso, una ciudad del Asia Menor donde la cultura greco-romana predominaba y en la cual las competencias atléticas eran muy valoradas. Es probable que algunos miembros de la iglesia le hayan dado una importancia exagerada a la gimnasia en detrimento de la piedad (eusébeian). “El ejercicio corporal aquí está en contraste con el ejercicio de la piedad. (…) El autor [Pablo] hace hincapié en el aprecio por el ejercicio corporal; si éste es una cosa buena, mucho más es el ejercicio de la virtud de la piedad. Una sensibilidad religiosa que busca la voluntad de Dios en todas las cosas es de gran valor porque incluye no solo los valores de este mundo, sino también los de la «vida futura».” (Martin, 2007, pág. 1020).

    Ahora, quien se ejercita en lo corporal sabe de disciplina y rigores. Me pregunto ¿Y cómo es con la gimnasia de la piedad? (Pues nadie consigue ser un cristiano piadoso de la noche a la mañana). “Este pasaje nos apremia a ser disciplinados. Esto está implicado en la comparación de la piedad con el ejercicio físico. La piedad no es pasiva sino activa. Así como el ejercicio físico desarrolla el cuerpo y la gimnasia aeróbica mejoran la función del corazón, un andar piadoso tiene sus efectos benéficos en el carácter.” (Liefeld, 2015, pág. 160). Pero para dicho andar / vivir (1 Tim 3:15-16) es necesaria la oración (2:1-2), el ser ejemplo de los creyentes (4:12), el acompañamiento de la justicia, la fe, el amor, la perseverancia, la mansedumbre (6:11), y la enseñanza y la obediencia de la Palabra (4:13; 6:14). ¡Tremendo desafío que nos dejó Pablo!

Notas Bibliográficas:

Liefeld, Walter. (2015). 1 y 2 Timoteo, Tito. Miami, FL.: Vida.

Martin, Seán. (2007). Primera carta a Timoteo, A. Levoratti, edit. Comentario bíblico latinoamericano. Nuevo Testamento. Navarra: Verbo Divino.

"LOS FUNDAMENTALISMOS ANTE JESÚS"

    

Los fundamentalistas de estos lares no dejan de sorprendernos. Tienen respuesta y explicaciones para todo, incluso para preguntas que no les han hecho o acontecimientos que aún no han sucedido. Para cada atropello en Gaza (y luego en el Líbano y otros lugares más de por allí) siempre hay muchos versículos del Antiguo Testamento (pésimamente interpretados) con los que justifican tales masacres. “Dios pelea por su pueblo”, añaden. “El reloj de Dios”, sí, claro. Pero ahora han ampliado el panorama. Los incendios en Los Ángeles son parte del juicio de Dios a los gringos soberbios y blasfemos. Hasta citan 2 Pedro 3:7 para explicar lo que pasa por allá. Lo peor es que hay quienes les creen.

    En lo personal preferiría que se interpretara teológicamente lo que pasa por acá, pero no con lecturas falsas y fanáticas de la Biblia. Debo recordar, de pasada, que ni Israel ni Estados Unidos son “el todo” o “lo único” a mirar. En setiembre pasado en veinte regiones del Perú hubo grandes incendios, pero no recuerdo a ningún fundamentalista interpretando lo acontecido. Ya ni mencionar a las decenas de muertos -en diciembre del 2022 y enero del 2023- cuya sangre sigue clamando al cielo por justicia y que nadie hace caso. ¿Es que sólo hay “profecías” para Israel y Estados Unidos? ¿Es que no hay un mensaje de Dios para nosotros, acá en el Perú? 

    El filósofo Emmanuel Levinas en 1976 escribió: “Las guerras mundiales -y locales-, el nacional-socialismo, el estalinismo -y aún la desestalinización-, los campos de concentración, las cámaras de gas, los arsenales nucleares, el terrorismo y el desempleo, son demasiado para una sola generación que ha sido mucho más que su testigo.” (Los imprevistos de la historia. Salamanca: Sígueme, 2006, p. 9). Efectivamente, es así, pero ¿El lawfare, es decir la instrumentalización de la justicia para perseguir “legalmente” a los opositores, los diversos crímenes desde los poderes, el deterioro casi irreversible de la democracia, la destrucción del ecosistema, etc., no son también demasiado para nuestra generación?

    En un debate de Jesús sucedió lo siguiente: “Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡más las señales de los tiempos no podéis! (Mateo 16:1-3). ¡Qué lenguaje el del Señor Jesús! ¡No se intimidó ante los representantes del poder religioso y político! Pero el leer los signos de los tiempos -como sabemos- no es un mero ejercicio académico, siempre es una invitación a actuar desde el compromiso con el Reino de Dios.


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