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jueves, 19 de noviembre de 2020

ES SÓLO UNA OPINIÓN

Estos días muchos hemos sido testigos de cómo algunos hermanos en la fe se han expresado en el Facebook de forma vergonzosa para referirse a otras personas. Han utilizado calificativos que jamás deben estar en labios de un cristiano. Las mismas personas, curiosamente, suelen en sus propios muros evitar expresarse sobre los temas sociales y políticos que generan controversias inevitables. Pero no tienen ningún reparo en meterse en muros ajenos con el propósito de insultar, maltratar, denigrar, calumniar a las personas que han hecho noticias en estos días, e incluso han hecho acusaciones perversas contra cristianos -sólo por dar su opinión- y que mejor prefiero evitar mencionar los calificativos por decencia y decoro.

Hace unos días a un amigo pastor una hermana de otra iglesia lo ha insultado con palabras irrepetibles, las cuales reflejan odio hacia los que no piensan como ella en temas políticos. Yo escribí en el muro de este amigo sugiriendo que la bloquee, que eso no se puede permitir, dado que es vergonzoso y atentatorio en extremo. Y le escribí así porque es lo que yo hago. Cuando alguien viene con adjetivos descalificadores maltratando a otros -con frecuencia a mí mismo- le pido que retire su comentario (generalmente por Messenger). Si no hay respuesta lo elimino, y han habido casos que sencillamente he bloqueado a personas porque se tornaron insoportables. Eso no es ser intolerantes, sencillamente no se debe permitir lo malo (cosa que imagino todos concordamos). Jamás se debe exhibir los insultos gratuitos que recibimos de otros.

Por lo mismo, me sorprende que hayan pastores -es decir líderes eclesiales, personas que por su llamado y madurez guían a la grey de Dios- que permiten en sus muros una andanada de insultos de grueso calibre de personas que aparentan piedad pero cuyos corazones, a toda vista, están llenos de prejuicios y odio. Si en la oficina pastoral -en la consejería privada- nunca se aceptaría que alguien se refiera a otros con insultos ¿Por qué algunos permiten que se maltrate públicamente a otros en sus muros? ¿Con qué derecho? ¿Qué ejemplo están dando a todos los que no comparten nuestra fe? ¿Es que todos los comentarios u opiniones “son respetables”, como se dice, y hay que aguantarlos sin más? ¿Debemos respetar en nuestros muros las opiniones de quienes no muestran ningún respeto hacia su prójimo, sólo para que no se enoje el maltratador?

Dicho lo anterior sugiero que, por conciencia y testimonio, no participemos en los pecados de otros (1 Timoteo 5:22). Si no se puede hacer docencia por este medio entonces no permitamos la indecencia. Sugiero que todos los creyentes llenemos nuestros corazones de la Escritura y que, a la vez, no toleremos el pecado. Y si hay que borrar comentarios, eliminar contactos y hasta bloquear a personas que denigran el evangelio y el nombre de Cristo, hagámoslo. Es sólo una opinión.

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